por Esther Soto

“Cuando mires al cielo, por la noche, como yo habitaré en una de ellas, como me reiré en una de ellas, será para ti como si rieran todas las estrellas. ¡Tú tendrás estrellas que saben reír!” Y volvió a reír.” 

― Antoine de Saint-Exupéry, El Principito

Claro, hay días que el dolor y la nostalgia llegan de pronto y pegan muy fuerte porque sé que sin ella nada, nunca, volverá a ser igual. Es en momentos como esos cuando agradezco todos los años que estuvimos juntas, agradezco la última vez que la vi y sin saberlo, pasamos un día increíble haciendo lo que nos dio la gana, agradezco que siempre haya sido mi cómplice, mi lado fuerte y mi mejor amiga. Pero sobre todo le agradezco que, a pesar del dolor y la tristeza, con su muerte también me haya enseñado tanto sobre la vida. Gabi sigue y seguirá cambiando la vida de las personas, no solo a través de mí, sino a través de toda la gente que se ha unido a esta causa. Su vida tuvo brillos tornasolados, su muerte me enseña que aún en medio de la oscuridad se puede brillar.

Y hoy quiero que sepas que llorar está bien. Llora todo lo que puedas. Llora hasta que se te sequen los ojos y entonces llora otro poco, porque las lágrimas son lo más natural e instintivo que tenemos en momentos como estos. Y porque además es muy, muy necesario; tal vez algunas de las cosas que más escucharás son: “no te aguantes”, “tienes que sacarlo”, “no te lo guardes”, y no hay nada más cierto que eso.

Pero también habrá momentos en los que sentirás mucha rabia, mucho enojo, y también se vale expresarlo y dejarlo salir. Porque no pudiste hacer nada para evitar que sucediera, porque no pudiste decir adiós, porque la vas a extrañar el resto de tu vida. Porque encabrona y llena de frustración. Enójate, pégale a una pared, grita contra la almohada. Déjalo salir. Tal vez eso no cambie lo que pasó, pero tu corazón se sentirá un poco más aliviado. Llora porque puedes. Llora, porque duele.

Un día, mientras te bañas, mientras conoces la cara de la persona que es responsable de esa muerte, mientras sales a la calle a pedirle a la fiscalía que haga su trabajo con esmero, mientras te abracen estos aliados que la muerte trae para tu consuelo, entenderás que está bien llorar, que está bien sentarte un momento y llorar, que es normal gritar porque eso que sientes en el corazón y en el estómago sigue siendo un sentimiento sin nombre, está bien tomar un descanso y permitirte ser un ser humano que siente dolor, furia y tristeza, mucha tristeza; abrázate y abraza tu causa porque vas a avanzar, porque te puedes sentir sola pero en medio de ese caos, siempre habrá una mano amiga.

No puedo asegurar que así será en todos los casos, pero si tienes la suerte de contar con una red de apoyo como la mía, aprovéchala, agradécele y déjate ayudar por ella. Seguro tendrás algunas decepciones, pero también te vas a llevar grandes y gratas sorpresas.

No sé cómo termine mi travesía, no sé cuándo termine, solo sé que estoy viviendo cada segundo que mi hermana no tuvo oportunidad de vivir; vivo por ella, por mi papá, por mi mamá y por los que, como Gabi, se han ido anticipadamente; vivo y respiro cada segundo, por Gabi y por mí, porque trato de hacer las cosas como las hubiéramos hecho juntas, porque trato de abrazar los nuevos colores que me definen.

 

Y así tú un día sabrás qué nuevos colores te definen, mientras te invito a ser parte de este espacio que es para nosotros y nuestras estrellas, esas que cuando vemos al cielo, ríen con nosotros. 

– Esther Soto (Bici activista en Oaxaca y hermana de Gabi Soto)

Gabriela Soto García y Esther Soto

Gabriela Soto y su husky Mila