por Mario Cortes López

Liliana Castillo, es uno de los casos más conocidos y realmente tristes entre la comunidad ciclista de la Ciudad de México. Era una joven estudiante de 23 años de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM); el 15 de mayo de 2009 ella montó su bicicleta para hacer la ruta Portales – Facultad de Filosofía y Letras (FFyL), no obstante, a la altura de Avenida Universidad y Mayorazgo fue embestida por la imprudencia de un automovilista de la misma edad. Al ser arrollada, y al caer su cuerpo al asfalto, también cimbró un hito ciudadano. Y es que el culpable pudo evadir la ley, algo muy muy raro en la ciudad ¿Verdad? Liliana no murió al instante, sin embargo, su agonía se prolongó más de 20 horas. El hospital Xoco fue el último lugar que ella pensó visitar, y allí quedó una vida que nunca debió terminar así. De la facultad al hospital gracias a un inepto que puede dormir con dicha situación a sus espaldas. 

Lo que arriba narramos, se ha convertido en el primer caso recordado de una BB en la Ciudad de México, del que se tenga registro. No obstante como dijimos arriba, las BB no son casos aislados, y tampoco similares; por ello, los invitamos ahora a viajar al estado donde nació Benito Juárez. Previo a las línea de abajo agradecemos el tiempo, testimonio y solidaridad de Esther Soto. Gabriela Soto García era una chica de 38 años de edad, era educadora y servidora de la Cruz Roja en la población de Santa Cruz Xoxocotlán Oaxaca. Una ciclista que era feliz montando su vehículo. Pero la línea entre la vida y la muerte se hizo presente en su vida de la mano de una empresa de transporte público de dicho estado; Gabi se dirigía a su trabajo muy temprano en la mañana, le gustaba transportarse en su bicicleta.

Dos camiones que conducían con negligencia al rojo vivo, fueron los responsables de ondear la bandera de la muerte. Ambas unidades competían para ganar pasaje, algo que conocemos como carreritas. Una unidad impactó a Gabi. Posterior al siniestro, el chofer de transporte descendió de su unidad, contempló la situación, y en fracción de segundos decidió tomar sus pertenencias, abandonar la escena y huir en la otra unidad con la que competía. Dejaron a Gabi a su suerte. Aún estaba viva. Sufrió una grave hemorragia que intentó ella misma controlar. Estuvo sola aproximadamente 20 minutos. Únicamente su bicicleta le hacía compañía. Gabriela murió, a pocos días del deceso de su padre. Su hermana Esther es quien ha tomado la batuta de exigir justicia, comenzar un activismo que hoy día aumenta.

Como dato, Esther Soto (hermana de Gabriela Soto) fue amenazada por la compañía de transporte, que le quitó la vida su hermana, difamándola, intimidándola y encubriendo sus graves delitos; a su vez fue sobornada por una aseguradora para no tomar medidas jurídicas. Otro no menor: el chofer que causó muerte a Gabi está en proceso judicial, pero increíblemente lo está por efectos secundarios a los hechos primarios. Nos quedamos con las palabras de ella: las BB son “un recuerdo, mensaje constante de algo que no debió suceder.”. Fueron al menos 200 ciclistas quienes fungieron como cortejo fúnebre de Gabi. Los mismos que a pocas horas de haber acaecido decidieron tomar cartas en el asunto y solicitar permiso de colocar una BB en el área donde su amiga desfalleció.

Por falta de espacio y no de ímpetu y ganas quisiéramos dar al menos un caso por cada estado de la república ¿Nos podemos imaginar cuántos casos impunes van por la vida como si nada ocurriera? Pero, no desistiendo de nuestros objetivos, tenemos que recordar los siguientes ciclistas que desgraciadamente ya no ruedan con nosotros. Javier Carrillo Quiroz de Mexicali, presente! Isaac Salomón de Ciudad Obregón, presente! Alma Delia Salinas de Hermosillo, presente! Alan Heredia de Ciudad Juárez, presente! Raúl Sánchez Peña de Culiacán, presente! José Luis Rodríguez Hernández de Coahuila, presente! José Alejandro de Nayarit, presente! José Manuel de Zacatecas, presente! Ovidio Villarreal de Monterrey, presente! Francisco Javier Gómez de Veracruz, presente!

Finalmente tenemos que ser reiterativos. Las BB son memoria histórica. Dan cuenta de lo podrido que está la reglamentación vial y jurídica a nivel nacional. Son un elemento simbólico de una lucha que no cesa, impartir paz vial. Accidente y siniestro son abruptamente diferentes. De lo que arriba dimos testimonio, son siniestros. Que no nos engañen, los accidentes en efecto ocurren, pero cuando un borracho que conduce y arrolla a 12 peregrinos ciclistas sobre Tlalpan ¿Es accidental? Doce familias en duelo, doce motivos para acceder a justicia inmediata y con las medidas serias y ejemplares. Con tristeza profunda, pareciera que dicho caso y los mencionados a lo largo del texto ya están archivados y olvidados por las autoridades que necesitan revisarlos, estudiarlos y consignarlos a una actividad diaria de abordar justicia.

A manera de Colofón, están invitados todos ustedes, sumemos esfuerzos para tomar las calles y hacerlas nuestras. Con perdón de todos los grupos ciclistas pero, no basta con rodadas semanales y con temáticas, no basta con paseos dominicales, no basta con salir a exigir justicia con justa razón. Lo que hace falta insistimos es: congregar a miles de ciclistas y hacernos de carriles, calles y avenidas exclusivas. ¿Estamos esperando que a la ciudad que no les importamos tome cartas en el asunto? Ello equivaldría a creer que el sexenio de Enrique Peña Nieto se considere el mejor de la Historia. Tenemos la obligación de quitarle al automóvil el espacio que se ha apropiado a la mala, con sus amigos capitalistas, neoliberales y conspicuos. Ya señalamos a quienes tienen que pagar con creces. Trabajaremos para que así sea. Aquí está nuestra bicicleta y pluma firme. Nuestros  nombres y compromisos con la Ciudad a la que debemos todo.

Al final, la Historia nos absolverá.