A pesar de que no vivimos en un momento en el que dar las gracias sea políticamente correcto, voy a hacerlo.
Gracias:
Por aguantarme muchas horas al día.
Por hablar, por escuchar, por reír, por llorar… conmigo.
Por tu apoyo, por tu forma de ver las cosas; pero sobre todo por compartir contigo mis miedos y ser confidente de los tuyos.
Por atreverte a escribir.
Por tus llamadas mañaneras y por los mensajes cubiertos de insomnio.
Por tu cariño hasta el infinito.
Por descubrirme un mundo lleno de valentía.
Por devolverme la sonrisa y ser un estímulo constante.
Por saber escucharme, por tu alegría, por llamar, por estar, por ser…
A ti gracias y ahora todo mi apoyo.
Por dejarme hacer siempre lo que quiero, y apoyarme sin preguntar.
Por tus gustos culinarios, por venir cuando te lo pido, por hacer lo que más te gusta.
Por abrazarme y dejar que me refugie en ti siempre que me ves.
De nuevo, a ti gracias y ahora todo mi apoyo.
Sin dedicatoria precisa.