Te echo de menos.
A tus manos, dándome palmaditas en la espalda
A tu respiración, intensa y profunda.
A tus besos, buscando llegar a mis mejillas
A tus palabras. A tus gestos. A tu sonrisa
A esa forma en que me miras cuando sabes que necesito tu apoyo.
Esa que nos aísla de los demás, y nos vuelve mejores amigos.
La mirada que me decía todo o nada.
En la casa. En la calle. En el trabajo.
Al despertar. A la hora de dormir.
Siempre
A ti, que sé que sigues conmigo.
Aunque no te pueda ver.
Aunque no te pueda abrazar.
Aunque me digan que estás en un lugar mejor.
Te echo de menos, papá.